Gene Hackman y Betsy Arakawa: la verdadera historia de un amor inquebrantable que terminó en un desolador final

Vivieron en la privacidad de Nueva México, en medio de las montañas. Les gustaba hacer yoga y pilates, pero hacía meses que sus allegados y familiares no tenían noticias suyas. Su discreto estilo de vida, casi sin celular, que terminó aislándolos y los dejó sumidos en un desenlace desgarrador.

Betsy Arakawa (1959-2025), pianista clásica nacida en Hawái, fue el gran amor de Gene Hackman (1930-2025). Se conocieron en los años 80 en un gimnasio de Los Ángeles en el que ella tenía un trabajo part time.

Según contó un amigo de la pareja, Rodney Hatfield, el actor se había olvidado su tarjeta de ingreso y ella se negó a dejarlo entrar. A pesar de la diferencia de edad –se llevaban 29 años–, iniciaron una relación sólida y discreta.

Después de siete años de noviazgo, se casaron en 1991 y, desde entonces, Betsy se convirtió en su compañera inseparable. Alejados del ruido de Hollywood, vivieron juntos en Santa Fe, Nuevo México, en una casa aislada y ubicada en las montañas que reflejaba su amor por la paz y la naturaleza. Tiempo atrás de que se mudaran al hogar en el que fueron encontrados muertos, habían convivido en otra vivienda en las colinas que había retratado Architectural Digest.

A medida que Hackman envejeció y su salud comenzó a deteriorarse debido a un Alzheimer avanzado, Betsy asumió un rol fundamental como su protectora y cuidadora. También seguía su dieta y hasta organizaba los partidos de golf con sus amigos. Pero en la condición terminal de la enfermedad en las que se encontraba el actor en el último tiempo, el aislamiento terminó siendo una trampa mortal.

Barbara Lenihan, amiga de la pareja, contó cómo era su reservado estilo de vida. Tanto es así que Arakawa muy ocasionalmente usaba el celular y prefería comunicarse por mail. “Estaban realmente solos, pero así era como querían vivir”, recordó Allin, una vecina de la pareja, que recalcó que Hackman repetía que habría muerto “hace mucho tiempo” si su mujer no se hubiera ocupado de él.

Una historia de amor marcada por la discreción y el compromiso
El romance entre Gene y Betsy estuvo marcado por la lealtad y el respeto mutuo. En contadas entrevistas, Hackman se refirió a su esposa con palabras de admiración: "Betsy es la persona más maravillosa que he conocido. No sé qué habría hecho sin ella". También destacó la estabilidad y el amor incondicional que le brindó: "Con ella, cada día es más llevadero, más feliz. Es mi mejor amiga y la persona en la que más confío".

En otra ocasión, Gene confesó: "Creo que en la vida te dan una oportunidad para encontrar el amor verdadero, y yo tuve la suerte de hallarlo con Betsy". Su esposa, por su parte, siempre lo describió como "un hombre con una inteligencia y un sentido del humor únicos, que nunca dejó de sorprenderme".

Su decisión de llevar una vida privada fue clave en la longevidad de su relación. Optaron por mantenerse alejados de los flashes y las polémicas de Hollywood, construyendo un mundo propio en el que la fama no tenía cabida.

En una entrevista de 2009 con la revista Empire, Hackman mencionó que disfrutaban de noches sencillas viendo comedias en la televisión y alquilando DVDs de películas independientes. "Historias mínimas" que eran un verdadero deleite para ellos.

La vida lejos de Hollywood y “su sociedad creativa”
Cuando Hackman decidió retirarse de la actuación en 2004 –su último papel fue en Welcome to Mooseport–, la pareja se dedicó a disfrutar de una vida tranquila en su hogar en Santa Fe. Gene se volcó a la escritura, publicando varias novelas, mientras Betsy lo acompañaba en cada nuevo desafío. Juntos compartieron su amor por la lectura y la música.

Hackman publicó al menos cuatro libros –uno de los títulos fue Justice for none– y, como confesó en el podcast Writer's Bone, su amada lo ayudó a perfeccionar su pluma. Tanto es así que reconoció: "Si de hecho tengo un estilo, es el resultado de repetidas ediciones, sugerencias de amigos y las lecturas inquebrantables y específicas de mi esposa".

En sus años finales, Hackman expresó en raras apariciones públicas cuánto valoraba la vida que había construido con Betsy: "La felicidad, al final, no está en la fama ni en la carrera. Está en la persona con la que compartes cada día".

Según sus allegados y familiares, ambos disfrutaban de hacer yoga y pilates. Pero en el último tiempo, antes de su agónica partida, aseguraron que “hacía meses” que no tenían noticias de ellos.

Un amor hasta el final y los desgarradores detalles de la autopsia
El final de Hackman y Arakawa fue trágico. El 11 de febrero de 2025, Betsy falleció inesperadamente debido a un síndrome pulmonar por hantavirus.

Debido al avanzado estado de Alzheimer de Hackman, es probable que él no haya sido consciente de su pérdida y permaneciera en la casa sin percatarse del hecho debido a su deterioro cognitivo. Una semana después, el 17 de febrero, el actor murió en su hogar a causa de una enfermedad cardiovascular.

Las autopsias revelaron detalles conmovedores sobre sus últimos días. Hackman, de 95 años, padecía una avanzada enfermedad de Alzheimer y una grave afección cardiovascular aterosclerótica. El análisis forense mostró múltiples intervenciones quirúrgicas previas en el corazón, evidencias de infartos anteriores y daños renales significativos debido a hipertensión crónica. Estas condiciones contribuyeron al desenlace fatal del actor.

Por su parte, Betsy falleció a causa del síndrome pulmonar por hantavirus, una rara infección transmitida por la exposición a excrementos roedores. Las pruebas microscópicas confirmaron la presencia del virus, y no se encontraron signos de trauma ni intoxicación por monóxido de carbono.

Un detalle desgarrador revelado por la autopsia de Hackman fue que su estómago estaba completamente vacío, lo que demuestra que pasó sus últimos días sin ingerir alimentos. Este hallazgo sugiere que, tras la muerte de su esposa, el actor permaneció solo y desorientado en su hogar, sin capacidad para cuidarse a sí mismo.

El legado de un amor eterno y la triste historia con uno de sus perros
La historia de Hackman y Arawaka fue la prueba de que el amor verdadero puede trascender el tiempo, la enfermedad y la adversidad. Como dijo alguna vez el legendario actor: "El mayor éxito en la vida no es la fama ni los premios, sino encontrar a alguien que te haga sentir en casa, sin importar dónde estés".

Según la biografía de Hackman, editada por Simon & Schuster, él y su mujer compartían la vida con dos pastores alemanes y una kelpie australiana que, se creía, habían sido testigos hasta el último aliento de su estoica lealtad.

Pero tristemente no fue así, ya que luego se supo que esta última, bautizada Zinna, de doce años, habría muerto deshidratada dentro de una jaula de traslado. Sherry D. Gaber, veterinario que atendió en varias oportunidades a las mascotas de la pareja, contó que el final fatal podría haber sido un efecto dominó de muertes naturales y accidentales.

En diálogo con TN, compartió lo que cree que pudo haber pasado: “Mi teoría es que falló el corazón de Gene, que murió y se cayó. Zinna se le acercó, probablemente diciéndole, ‘levantate papá’. Tal vez se puso ansiosa, así que, como solución temporal, Betsy la puso en su jaula, a la que estaba acostumbrada a estar para volar a las competencias de la exposición canina de Westminster”.

Siempre según su visión, Betsy intentó ayudar a Hackman en un acto desesperado. “Corrió angustiada en busca de las pastillas para el corazón, quizás tropezó con la calefacción o sufrió un repentino problema de salud y colapsó”, concluyó.

El doloroso relato podría ser completamente verídico. Hackman fue hallado en el vestíbulo de la casa, vestido, con las pantuflas puestas y un bastón y los lentes caídos, mientras que Betsy yacía en el suelo, rodeada de frascos de pastillas. A pocos metros de ella, su mascota permanecía en una jaula, como testigo mudo de la tragedia.

Los otros dos perros de la pareja (Bear y Nikita), permanecen a resguardo en una guardería de animales hasta que se clarifique el caso y alguno de los hijos del actor pueda encargarse de su cuidado.



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