
Muerte de Gonzalo Aguiar: fiscalía pidió archivar investigación de Romina Camejo y caso se cierra como legítima defensa
- Dec 19 2024
La Fiscalía Departamental de Maldonado de 1° turno, a cargo del Dr. Sebastián Robles, solicitó el archivo de la investigación en torno a la muerte del empresario Gonzalo Aguiar a manos de su ex pareja. En la madrugada del 26 de febrero de este año, Romina Camejo le disparó varias veces luego de que Aguiar se presentara en su domicilio. Desde ese momento se investigaba si el caso se encuadraba en homicidio o en legítima defensa.
A lo largo de todo el año, el fiscal Robles y su equipo analizaron varios hechos a efectos de esclarecer el contexto de lo que sucedió la madrugada del 26 de febrero y el tipo de relación que habían mantenido hasta ese momento Aguiar y Camejo.
En ese sentido, de la pericia psicológica de Camejo surgió que en el marco de la relación de pareja existió por parte de Aguiar violencia física, económica, patrimonial, simbólica, doméstica y psicológica. Además, da cuenta del miedo que ella sentía porque estaba en juego su integridad física y la de su familia ya que Aguiar constantemente le recordaba los contactos que tenía y el daño que podía hacerle a sus familiares, física y laboralmente.
Esta situación empeoró en noviembre de 2022 cuando Camejo se enteró de que estaba embarazada, incrementando aún más los niveles de violencia. Cuando ella intentaba huir, Aguiar o sus custodias la perseguían, la interceptaban en la ruta y la hacían volver; cuando estuvo internada por el nacimiento de la hija de ambos, el equipo especializado en violencia de género del centro asistencial debió actuar luego de que Aguiar protagonizara varios episodios violentos.
Por otra parte, la situación sobre la tenencia de la hija y el régimen de visitas, fue motivo de instancias de conflicto por parte de Aguiar, quien tenía la firme intención de quedarse con la tenencia de la niña. A raíz de ello, la pareja se reconocilió, pero Camejo sólo accedió debido a un profundo temor de que le concedieran la tenencia al padre y por miedo por la integridad de su hija. Para ese entonces, la indagada ya se encontraba completamente aislada y peleada con su familia.
De las declaraciones de los testigos surge que eran constantes los insultos, las escenas de violencia y de celos, incluso hasta por las interacciones en redes sociales. También manifestaron que Aguiar la amenazaba con hacerle daño y que le iba a “partir la cabeza”.
Las conductas violentas del fallecido empresario no eran solamente respecto de su pareja sino también con otras personas con las que tuvo vínculo, quienes en sus declaraciones indicaron que era una persona conflictiva, que buscaba siempre el enfrentamiento y que era difícil encontrarlo sobrio ya que consumía frecuentemente estupefacientes.
Un testigo manifestó tenerle miedo ya que no se sabía cuál era su límite y que “él te hablaba como si no los tuviese” e incluso lo llegó a amenazarlo de muerte diciéndole que eligiera el color de flores para poner en el cementerio a sus hijos y a él. El mismo testigo, además, refiere dos situaciones de violencia en la que fue torturado.
De la investigación también surgió que a Gonzalo Aguiar le gustaba ostentar sus vinculaciones a nivel político y policial. Por ello, amenazaba a su entorno diciendo que él "conocía a todo el mundo dentro de la policía", que "la controlaba" y que "si lo denunciaban los iba a matar porque él se iba a enterar antes que nadie". Esta actitud generaba miedo y terror impidiendo que lo denunciaran, haciéndolos sentir que no podían hacer nada.
Asimismo, Aguiar acostumbraba ostentar su escolta de guardias de seguridad y su gran variedad de armas. Todos los testigos afirmaron que constantemente portaba armas y que amedrentaba con ellas. Un testigo declaró que “cuando había un problema o de repente salía a bailar, era muy común en él hacer líos, le gustaba el lío, era una persona que le gustaba eso y siempre alardeaba el arma”.
En virtud de todo los testimonios y pericias realizadas durante la investigación, el fiscal Robles concluyó que la conducta desarrollada por Romina Camejo no fue reprochable desde el punto de vista penal en cuanto a sus acciones pues actuó en legítima defensa, por lo que solicitó el archivo de la investigación. Además, agregó que existió por parte de Aguiar una agresión ilegítima: esa misma noche (de la muerte) le anunció a la indagada que iría a matarla y llevarse a la niña y rato después, en horas de la madrugada, irrumpió violentamente en el domicilio y aún estando a escasos metros de Camejo continuó con las amenazas de muerte.
Surgió del relevamiento realizado por la Policía Científica que esa noche el fallecido profirió amenazas contra la integridad de la indagada, indicando a través de mensajes de texto: “voy a ir y le voy a romper la cabeza, la voy a cortar en pedazos (...) la voy a partir al medio...”. Así pues en la madrugada cumplió su promesa y concurrió hasta la finca donde se encontraba Camejo. Según la declaración de un testigo, llegó “gritando (...) te voy a matar, dame la bebé, dame la bebé”, alterado. Tanto testigos como la imputada, son claros respecto al convencimiento de que el fallecido traía en sus manos un arma.
El fiscal también señaló que, teniendo en cuenta la personalidad de Aguiar, su uso habitual de armas de fuego, su temperamento violento, la irrupción en horas de la madrugada en el domicilio en un gesto típico de cuando él portaba el arma, todo lo que además fue precedido de amenazas concretas de muerte, no haría exigible a la imputada una comprobación efectiva de la presencia del arma, así como tampoco esperar pacientemente una inminente acción del fallecido.
Con relación a la cantidad de disparos efectuados por Camejo, la solicitud de archivo sostien que los mismos duraron el tiempo que duraron las amenazas por parte de Aguiar y que luego Camejo buscó un lugar seguro e inmediatamente procuró la presencia policial.